domingo, 15 de septiembre de 2013

La última nota.




En el bolsillo lo acompañaba una
libreta donde escribía, lo tildaban de loco,
porque a veces hablaba solo por las calles
sumergido seguro en las
intranquilas aguas de la mente,
era un niño atrapado en un cuerpo grande, torpe…
quizás tuvo miedo pero siguió adelante
con su alma adentrándose en lo profundo
donde reina el silencio;
en las humedecidas hojas encontradas,  
cual si la tinta fuese sangre,
le latía el corazón.


J.T©
 

Junto al vacío...




Era hábil con los números, ya tenía una hija
un día le comentaron de la “vuelta”,
a las seis de la tarde en el parqueadero de la “U”
robarían el carro blanco, el de la niñita
rica pero fea dijeron, tan de malas
que los pillo el vigilante y plomo les dio
uno de ellos salió corriendo
perruncho si se murió, dejo a su pequeña  ,
a la abuela también
una anciana con todos los cabellos blancos,
si, la que lo levantó y curó
sus peladuras cuando jugaba al football,
lo recuerda como si fuera ayer, ella le decía:
 -no se demore, usted sabe la calle como es-
mientras tanto más rápido que de inmediato
se iba alegando: -fresca vieja que de noche los gatos son pardos-…
tan premonitorias fueron sus palabras,
hoy yace en un campo santo con ángeles de mármol
custodiando  su descanso, él era bueno
mas lo llevo una voz equivocada
por el camino donde nadie regresa para contarlo...

J.T©

Tempestad…



 
Ese día me encontró solo tomando agua,
yo no sé cuándo todo pasó,
en un momento tenía sus manos
tan cálidas en mi cara
el sentimiento de temor se apartaba
todo pareció ir muy lento alrededor.

¡Pero apenas si creía esta situación!,
-ha de ser una broma – pensé,
entonces queriendo alejarme, lo dude,
ahora tenía su rostro tan cerca que respiraba su aire
luego solo hubo admiración palpitante
como ver el sol filtrarse llenando el espacio de luz,
en ese mismo instante fui tierra, viento y fuego…

J.T©

Sailens…



Hoy apenas se asomaba el sol,
camine a la montaña
el vapor de agua se condensaba
en las hojas de las plantas
y hacia muy pesado el aire,
una piedra sobresalía del suelo
estaba cubierta por hongos
de color grisáceo a blanco,
un especial resplandor dorado
se apreciaba en las partículas 
que desprendían los arbustos.

Hoy mis pensamientos partieron
en las alas multicolores de una
mariposa, sobre ella puse las
horas de dolor agonizantes
quedando teñida de gris,
volaba hacia la helada tierra
donde se va después de morir.

Al aire le di los suspiros
apostados en la orilla de un recuerdo
que florece sobre las afiladas manecillas del tiempo,
y no se van, dormitan
en el silencio de mis pupilas dilatadas
al apagar las luces de la habitación.

J.T ©