lunes, 13 de julio de 2015

El violín del viento.

Hay momentos en los que me gusta estar solo y en silencio,
lo más alejado posible del bullicio,
de las mil caras de este mundo.
imagino que soy un gato caminando por los tejados,
sigiloso , percibiendo el mas mínimo movimiento del aire.

Me gusta echarle un vistazo al cielo, 
estar contigo en el silencio 
infinito y generoso,
mirándote, escucharte decir que me quieres, 
permanecer suspendidos en el aire 
cual araña en su red,
aun sabiendo que estamos en el suelo 
ya empezando a oscurecer.

Voy en sueños por la noche, junto con las
muchas sombras que hay abajo, 
se amontonan en la estrecha callejuela con afán,
ellas aguardan a que la aurora traiga con sigo 
sus incandescentes flechas de fuego 
y las libere de la temible oscuridad
que amenazó una vez con ser eterna.

El reloj de la torre, se ha hecho de rogar,
sus pesadas agujas quietas están ,
señalando el fin de sus días
entre tornillos oxidados que nadie volvió a reparar.

Entre escombros, la playa húmeda guarda las últimas pisadas,
las otras, fueron por el mar borradas entre espumas,
esto sucede todo el tiempo,
por eso las mías tan lejos trato de dejar
como para que no las pueda alcanzar,  
pero eso a él no le importa,
y se las vuelve a llevar
mandando siempre a sus olas.

Ya el último marinero se dirigía hacia el faro mas apartado
donde los vientos  húmedos del norte se prendieron de sus ropajes
dejando tan solo jirones sobre su piel raída,
caminó hasta la gran luz parpadeante,
ascendió por la escalinata de caracol,
se sentó sobre el mismo banco de madera
y durmió, esta vez para siempre, bajo las neblinas
de invierno que lo cubrieron de blanca escarcha hasta los huesos,
si, solo, con él... justo como lo imaginó. 

Cuan dulce es en quietud contemplar,
y sentir las sutiles notas del violín del viento,
que le hablan a mi alma en visiones,
cosas, aún sin manera de ser dichas,
que me transportan en armonía
perfecta con las creaciones del universo,
al verdadero inicio de todo.


  
J.T©






jueves, 2 de julio de 2015

Azul hielo.


Nada te salvará de ti mismo, nada,
ni las rodillas con llagas de rezar,
solo las obras en justicia y verdad cuentan
¿y si no hay mas mañanas que?
¿y si ni siquiera el sol derrite la azul escarcha de tu piel?
no seas apariencia de bondad hablando las palabras del sermón,
¡¡¡¿de que sirve si no escapas de tu propio y miserable odio?!!!...
Ese afán virulento y vanaglorioso de figurar,
de mostrar lo que no tienes,
de mandar ese mismo mensaje a todos los presentes:
-"ustedes no me llegan ni a los tobillos simples mortales"-
-¡miren cuan grande soy!- ,
siempre la misma soberbia,
encubierta por la falsa piedad
que te flagela en silencio ,
que te lleva por el camino espinoso de todos los dolores,
al encuentro personal y macabro de tu alma desolada...
allí, se han caído todas las mascaras de tu rostro deforme,
vulnerable , tan lleno de nada, ahora, ya lo puedes ver.
Al amanecer, reinicia el juego de los disfraces,
tu maldito orgullo murmura, se burla,
y resuena como un eco que invade los espacios,
-¿Que quieres ser?- ...
J.T.

Para aquellos, cuya prepotencia les enceguece en sus falacias...