miércoles, 30 de marzo de 2016

Luz perfecta.



De una charla con el sabio viejo …

Cada día es una lucha por conservar la cordura
feroces batallas se dan lugar en mi interior,
en medio de estas también he llegado a salvo,
si , logro guarecerme.

La última vez fui un ave en la tormenta,
me encontré con que el regreso a mi árbol
ya no era el mismo, corrientes serpenteantes
se arrastraban por el suelo,
las furiosas ramas de los pinos se agitaban con violencia
cual si tratasen de atraparme.

A lo lejos, en medio del resplandor de un trueno, lo vi,
era mi cálido resguardo, entonces aun cansado,
en un gran y final esfuerzo,
clavé mis punzantes uñas a la espalda del gentil tronco,
para después adentrarme a salvo en la seguridad de mi nido.

No tuve más frió, pronto el gigante sol aparecía,
-fue una dura noche señor cuervo- dijo,
luego la generosidad de su sonrisa descendió
cubriéndose el bosque y sus criaturas de oro…  


Jairo Trujillo.






Senderos .



Quiero deshojar tu bella piel, dejar expuestas
esas tus suaves y turgentes carnes,
recorrer las vastas extensiones de tu cuerpo
sobre pegasos blancos, a veces presurosos , a veces en calma.

Deseo reposar en tu cuello mis besos en llama infatigable,
viendo el resplandor divino de tu sonrisa de nieve,
quiero volar al paraíso mirándote a los ojos,
sentir que vivo y muero sobre ti,
eres el agua cantarina que desciende sin miedo
a la profundísima sima
donde habitan los condenados.

Debo hacerlo, sí, he de encontrar la infalible manera
en la cual el universo conspire a mi favor,
he de llegar a tu corazón, atándote a mi alma
con los más dulces acordes de una melodía jamás compuesta
y que nunca querrás dejar de escuchar.

Ya en tus ojos de estrella he visto,
como en las noches de luna sin sueño
dibujas mi nombre en la ventana
lanzando al aire las palabras de tu sombría desolación,
ven ¡oh pues! a mí, para caer
a los senderos prohibidos del pecado, sin perecer,
allá donde teñidas por nuestra sangre
florecen las más hermosas rosas rojas…


Jairo Trujillo.