Son las almas las que se enamoran, no los cuerpos…
Fue algo sin previo aviso, pasó un
buen tiempo desde aquella última vez, era Jorge, un joven bien parecido y noble, se
dedicaba a sus labores cotidianas como agente de seguros excequiales en una
firma funeraria, por alguna extraña razón aun guardaba el bonito recuerdo de
ella, más nunca se le había cruzado por la cabeza el encontrársela de nuevo.
Casualmente él estaba sin
compromisos, una noche por el camino de regreso a su casa, Jorge escuchó que lo
llamaban de lejos insistentemente, muy sorprendido se dio cuenta que era
Brenda, este se quedó quieto esperándola, al rato se fueron a tomar un café,
charlaron largo y tendido, le conto que ella supo de su paradero gracias a un
primo que recién había tomado el servicio funerario “Nacho”, que lo había reconocido y por el obtuvo la
información necesaria de contacto, en adelante las cosas se fueron encadenando.
Estaba muy contenta por lo que estaba
pasando, Brenda sin dudarlo le había dicho sobre su amor, de cómo este habría
permanecido intacto y lo mucho que deseaba volver a tenerlo a su lado, tuvieron
unas cuantas citas más, entonces Jorge decidió que le parecía bien retomar la
relación de novios que tuvieron en el pasado, ya no eran los mismos, ni sus
cuerpos, ni sus pensamientos, ambos tenían sobrepeso, sus rostros cansados
evidenciaban apenas unos rastros de lozana juventud, Brenda administraba un
negocio de comidas rápidas y se dejaba tentar por unos cuantos platillos, se
había divorciado y era madre de una niña, ciertamente se sentían muy cómodos
estando juntos.
La cita.
Era una noche misteriosamente silente
y quieta, Jorge se dirigía a la estación del metro, quería llegar pronto para
hablarle a su amada pues habían acordado un encuentro casual en la pequeña cafetería
de la quinta estación, bueno una vez en casa se apresuró a arreglarse y como ya
tenía todo listo, si , había escrito una carta, comprado flores y un buen perfume
por último se aplicaría como un
verdadero galán, en fin, llegó con anticipación al lugar acordado, el mesero se
le acercó y le dijo que si deseaba tomar algo,
este accedió, entre tanto se daba cuenta que estaba sobre el tiempo y Brenda
no aparecía, el aliento frio de la ciudad entraba por las ventanas, parecía robarle
la calma, a la vez una incertidumbre se apoderaba de este, sacó su teléfono celular
y marcó insistentemente , pero ella no respondía , tuvo miles de pensamientos
en la cabeza, ¿le habría pasado algo?, ¿prefirió no verlo?, luego sintió rabia,
entonces regresando a la cafetería pagó el café y se aseguró de dar una buena
propina, dejó sobre la mesa las flores y la carta, decepcionado, decidió
caminar hasta un bonito parque lleno de fuentes y luces, recién inaugurado de
la ciudad, allí se quedó un rato pensativo,
- habría sido una noche increíble pero
tenías que haberme dejado con los “crespos hechos”-
le resultaba realmente frustrante; el
cielo nocturno era una explosión de estrellas como pocas, recordó en ese
momento las enseñanzas de su abuelo cuando le decía: -solo observa el
firmamento y te sentirás bien- , hubo un instante donde estuvo muy conmovido, de
entre el bolsillo de su chaqueta sacó una libreta que normalmente usaba como
agenda, ah y un esfero con el que le parecía increíblemente placentero escribir,
sobre el papel quiso expresar al máximo
como estaba sintiéndose, dio inicio así:
Tu sin mi… yo sin ti.
Aún sigo esperándote, no llegas, tu teléfono repica a reventar, no contestas,
en este parque hay muchos ruidos, solo deseo escucharte para irnos los dos
aquí, las horas transcurren entre sueños letárgicos y lúcidos,
se me hace extraño, que hubieses llegado tarde me vale,
que no lo hayas hecho nunca, me hiere.
Siguen pasando rostros ajenos, de personas en sus propios mundos,
yo tengo un sentimiento molesto, todo sería distinto si tan solo estuvieras
para contarte historias, hacerte reír y caminar tomados de la mano
yendo hacia ninguna parte.
Estoy aquí, quieto, solo viendo esta gente jugando a la felicidad,
¡maldita sea sí que estoy aburriéndome!
ya me pregunto, ¿te habrá pasado algo?
si tan solo contestaras mi llamado,
quiero escucharte decir que vendrás con tu dulce amor
a ver juntos el nuevo sol del amanecer,
en la total calma de mi habitación…
No te imaginas las escenas que vi,
sentí cada palabra como las gotas
de lluvia en los tejados de una vieja casa,
percibí los sollozos de un alma solitaria
desdibujando sonrisas en una muy larga noche...
Ojalá que hayas tenido un maravilloso día
lleno de alegría y luz , tu sin mí,
te mando un cálido abrazo
para que rompas con cualquier fría tiniebla,
le pido al viento suave de cada tarde
que susurre un bello poema,
de los que canta la abeja a la flor en primavera,
y a la mágica luna llena para que cuide
tus sueños si no desvelas…
Pasaron muchos meses en los cuales Jorge
no supo más de Brenda, cuando de repente entablaron esta conversación vía telefónica:
Brenda:
Hola como has estado, quiero saber de ti y saber si terminaste el libro
recuerda que me vas a dar uno dedicado. Besos
Te quiero en mi vida de nuevo perdón
por todo, solo me acobardé
Me encantaría volver hablar contigo.
Jorge:
Hola!!! que sorpresa !!! espero que te
encuentres muy bien, sabes he estado muy bien y gracias por preguntar, te
cuento que el proyecto de mi libro se encuentra aún en construcción debido a
que diariamente me encuentro con nuevas impresiones que me obligan a escribir,
en cuanto a los asuntos del "amor y otros demonios" me sigo
cuestionando si es que verdaderamente hay algo de eso para mí, o si se trata de
un vació que no se llena con nada , algo infinito, que me lleva solo a la
zozobra existencial , entonces me doy cuenta de que es mejor no echarle tanta mente
al tema mencionado, pues ya he sabido que se convierte siempre en un círculo
vicioso , un nadar contra la corriente que consume mis fuerzas y al final
termina siempre arrastrando mi cansado cuerpo... me alegra el haber recibido
esta llamada, es un buen detalle de tu parte, también me pasaba y me pasará ,
lo sé , si una vez más te veo... un abrazo...
Brenda:
Te cuento que se me hizo una sonrisota al ver
que me respondiste la verdad no pensé que lo fueras hacer. Me da tantíca
tristeza leer lo que me escribes pues estoy convencida que en algún rincón esta
la persona ideal para ti. Quisiera que pudiéramos retomar nuestras charlas
nocturnas, las extraño.
Jorge:
En fin, ese tema ya no me preocupa, pienso que
mi felicidad nunca debería estar condicionada por alguien, porque para mí,
serlo, es más una decisión personal. Por tal razón decido que seré feliz cada día,
aló…
Luego, Brenda colgaba bruscamente el teléfono,
ya no se escuchaba nada…
Actualmente y como quedó entendido, allá cada
quien con su vida, es mejor saber detenerse antes de ocasionar mucho daño, sin
falsas expectativas todo es mejor y saludable.
Escrito por Jairo Trujillo.
Los personajes y el contenido, son creaciones
de mi imaginación.