domingo, 21 de agosto de 2011

Deseo del silencio.

 El frenesí de la mañana aturde mis oidos, las horas
corren veloces igual que la gente,
debo tener cuidado ó sere arrastrado.

El aire esta viciado de lamentos
son las voces de aquellos perdidos
en los senderos del tiempo, sin encontrar sentido a lo que son.

Siento que busco algo, es como
la respuesta a un extraño acertíjo,
míro al cielo, no importa si es gris o celeste
él le habla paz a mi mente.

Que decir del amor...
me enamoré de una estrella,
ojos puros sin mancha del mal, claros cual es la miel de un panal,
suave y fresca su piel, como el petalo de una flor.

Sus cabellos tienen el color del trigo maduro,
caen graciosamente en su espalda
al ser movidos por el viento,
que sus labios pronuncien mi nombre,
es sonáta para mi alma,
quietud en la tormenta,
un faro en el mar...

Deséo tu silente contemplacion,
se anula el mundo en un segundo cuando te pienso
quiero ir contigo, lejos de la falsedad que percibo,
y de la rabia opresiva
de no tener tu mano con la mia.

Pasa el tiempo como llamas de fuego,me queman,
ese mismo recuerdo me asalta en la noche fria,
persiste como la gota de agua en la piedra,
pero esta vez cae en mi corazon,
tantas veces que ya esta roto...

Pronto desvaneceran las sombras
y despertaré en tu seno.

                                     Jairo Alonso T.





Caballero de la oscuridad.

Quizás sea una sombra... 
vaga en las noches, sin refugio, y olvidado                   
de acá para allá.

Nadie lo sabe, pero en su alma
se esconde el dolor
abre sus ojos y quiere gritar
se da cuenta que el monstruo
ávido del vacío, es eterno

Mira día tras día
como su corazón se quiebra,
las ultimas fibras de amor desaparecen
le eriza la piel aquel último abrazo
solo, aguardas el tiempo de morir.

Caballero de la oscuridad,
de caminar estas cansado
y no hallas tu lugar,
quisieras tener alas
para surcar los cielos,
para encontrar paz.

En tu corazón ese viejo pensamiento:
eres dulce oh muerte,
asechas pacientemente mi turno,
escuchas los lamentos de mi alma y no vienes
sangro a borbotones y no me ves,
¡hasta cuando!

Vago en el oscuro sendero del dolor
es el mundo de la bestia,
a su apetito nadie escapa
arranca el corazón, apaga el amor.

En la vasta desolación los mansos gimen
sus aflicciones, cortan el silencio del cielo,
dulce muerte seca sus lagrimas para siempre




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