lunes, 14 de mayo de 2012

Zoo- ciedad.



Me apuntas con tu dedo acusador
tu mirada fanática me observa,
hace mucho no caminas , levitas directo al pedestal.
Traes sangre en las manos, dormida la conciencia de tanto pecar,
llevas siempre puesta la misma mascara,
llamada piedad, para ti quieres compasión,
sin darte cuenta, ruedas en lo profundo del abismo.

Llévate el sicoanálisis, por cierto: ¿sabes quién eres?...
luego, ¿cómo sabrás quién soy?,
nadie puede ver con los ojos vendados,
guiado por espectros inciertos que desvanecen,
vives por mí, has dejado tu alma en un  laberinto donde la hiedra se enreda,
convertido en lo que siempre has odiado,
¡oh sufridor! , escupiste hacia arriba y a la cara te cayó.

Y no es tropiezo en mi camino, voy y vengo tranquilo,
a mi paso, veo el rio de voces que murmuran,
son aguas cenagosas y turbias,
sus escurridizas criaturas me siguen fijamente
se esconden tras los vapores, quieren comer…
y es  en vano , no seré su presa.

Pronto , ya alejado de allí, continúo mi ascenso a la luz,
quedan atrás mis huellas para ser borradas por el tiempo,
como lo son en el desierto, las dunas sedientas .

Jairo Trujillo 2012.

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