miércoles, 18 de julio de 2012

El pendulo de la sala de estar.


No puedo escapar de su presencia, me atrapa
mi corazon cruge como una hoja seca,
la sensacion de la nada se mueve entre la sombra de cualquier gente
con una risa macabra se burla de ellos,
¿hasta cuando creeran sus mentiras?
no era asi antes, veo mascaras en el aire
sobre corazones grises.

Una gran nube se ha posado orgullosa,
un rayo furioso cayó cerca,
fue tan fuerte que la tierra hizo temblar
no hay refugio cercano, ni un amigo a quien llamar
pronto pequeños charcos se forman
procuro sobre ellos saltar de regreso a mi casa.

En cualquier momento la vida se complica,
los destinos cambiarán, hoy quiero contarte lo que me pasó,
era una confusa situacion, pero continué andando hasta aqui
yo soñé un mundo mejor, habian muchos caminos
desconocidos y temibles,
sin saber a donde me llevarian segui pese a mis dudas.

No paso mucho tiempo y me sorprendí
ví a la orilla el cadaver de un hombre abrazado a sus monedas,
aves negras sacaban sus ojos,
los gusanos retorciasen en sus entrañas,
me reí, era lo menos que merecia en su miseria.

De repente una espesa niebla lo cubria todo,
me hallé en una concurrida calle,
habia un hombre ciego que decia:
-¡ ya es el sol de la tarde, y no lo puedo ver!-
me detuve inpactado, sentí sus palabras
como una suplica penosa de compasion...

Entonces, abro mis ojos,
sigue allí, imponente y frio,
con su brillo metalico
el viejo pendulo de la sala de estar...

Voces nocturnas...