Éxtasis…
Cuando llegué, allí estaba, su cuerpo era misteriosamente
atractivo, hablaba con alguien, entre tanto no perdí ningún detalle; tomó su teléfono móvil, y lo
miraba por quizás diez segundos, pude apreciar la exquisita figura de su
rostro, lo imaginé suspendido en mis manos,
viéndole aún más cerca, besando sus blancas mejillas.
Entonces cambió de lugar, había entre nosotros uno o dos metros de
distancia, esta vez y frente a frente
nos mirábamos, se aceleró mi corazón, hubo un dulce silencio cuando pasó…
En un instante toda la gente desaparecía y yo seguía ahí,
bombardeado por la adrenalina, tuve la apremiante necesidad de decir algo, ¡lo
que fuera! , recuerdo le dije: - hola- (con cara de ponqué), luego con mi
cabeza en corto circuito, me levante y me fui, obvio también me despedí.
Suelo sorprenderme por cosas así, no era para menos, se trataba de
una de las más divinas visiones en el atardecer, que por alguna extraña y
desconocida razón, se cruzaba en mi camino para hacerme sufrir, reír, o cantar.
Más vale haber hecho algo, a pensar ¿cómo habría sido si…?
J.T.
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