Pedro un joven común y normal amante
de las letras,
por cuestiones casi misteriosas,
un día se vio rodeado de un
grupo de personas
diferente a cualquier otro que existiera,
creyó por un momento sería bueno unírseles.
Con el tiempo vio una cierta
afinidad,
lo más interesante para el,
eran la presentaciones teatrales donde
participaba frecuentemente,
sin embargo lo hacía más por una convicción, es
decir,
alejado de la mundana pretensión, como la fama o la popularidad
no se dejaba tentar por los aplausos,
como por arte de magia desaparecía al
terminar cada función.
Caso contrario era el de sus ''amigos'',
quienes como la mierda a las moscas eran atraídos,
rodeados de aduladores parásitos se
vanagloriaban y engrandecían,
el clímax llegaba a la hora de las
fotos, contorneaban sus cuerpos
en poses grotescas e incomodas,
de sus bocas la saliva enferma y espumosa
brotaba.
Pedro supo que ellos eran esclavos,
- en eso no hay nada de arte-, decía
- en eso no hay nada de arte-, decía
es la tragicomedia patética donde las
almas se venden,
sin duda, estaba en el lugar
equivocado,
sus pensamientos eran más viscerales
entonces se apartó muy lejos de allí,
a mil kilómetros por segundo,
mucho más rápido de como apareció,
mucho más rápido de como apareció,
¡huyo! , de la tenebrosa maquina
procesadora de carne…
J.T
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